miércoles, 24 de marzo de 2010

HURGANDO EN EL TIEMPO


Prof. Franklin Zhimnay P.

Cierro mis ojos por un instante
y me siento en la vereda del recuerdo,
a mi vera yacen fantasmas dolientes
que suspiran por aquellas horas idas.
¡Oh mi Sígsig, pueblo indomable!
Calles que embadurnaron mi infancia
con lodo, lluvia fresca y esperanza,
y transitaba entre chasquidos pueblerinos,
perdiéndome en tus calles estrechas.
Ya en mis años de lejana adolescencia,
aplastó tu barro el sórdido asfalto,
y la quimera trovadora se durmió,
abrazada a una guitarra enamorada
que descansa bajo un balcón de antaño.

Nuestros traviesos pasos juveniles,
no dejaron recodo sin conquistar,
escalinatas, teatro, parque, playa,
cada página, diferente historia,
y cada historia, un arcano de gloria.
Aquel olor a tierra húmeda, aún recuerdo,
mezcla de paja y arcilla trabajada,
formaron infinitas paredes de abrigo,
convidando a esbozar una sonrisa
ante tu silueta de gusto colonial.

Fueron tiempos de gozo pleno,
sana convivencia, jolgorio puro;
doquier se tendía la mano amiga
y tropezaba una broma sin saña.
¡Cómo has cambiado pueblo mío!
no en tu esencia, no en tu ser,
tampoco en tu ideal de lucha frontal;
has cambiado en tu sonrisa
que disimula una grave herida,
y aquejas huellas sangrantes;
abiertas por banderas de otro color,
no se si sea por verte florecer,
ojalá este tiempo me de una razón.

Mientras tanto, seguiré esperando,
ya no sentado, sino de pie junto a ti,
te veré crecer y contigo a mis hijos
que te amarán quizá hasta más que yo.
Frasez.

No hay comentarios: